Soy emprendedor desde 2012, bien, en realidad soy emprendedor desde que nací pero me refiero a que soy profesional independiente trabajando para mi mismo desde 2012. La verdad es que nunca imaginé llegar a ser un mentor de emprendedores de cierto éxito como soy hoy en día.
Durante estos años he avanzado muchísimo. De estar en la calle con la idea de ayudar a otros a vender más a haber ayudado a miles de personas en este cometido, de manera online y presencialmente en decenas de empresas de los más variados sectores.
Bien… desde 2012 he cometido sin duda alguna muchos errores. Quién no los comete. Todos han tenido su solución. Ante cada uno de ellos he buscado el mejor camino sin detenerme en mi cometido de ayudar a profesionales de las ventas, propietarios de negocio y emprendedores a vender sus productos/servicios, a llegar a más posibles clientes y cuando esto sucede, a cerrar más operaciones.
Sin embargo quién me iba a decir que el peor de los errores lo iba a cometer conmigo mismo cinco años y medio después de mi inicio.
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Todo empezó así:
Estaba impartiendo un curso en una población de Alicante sobre marketing digital. Me había contratado una institución pública. El primer día del curso la persona que se encargó de presentarme a los alumnos y que era trabajadora de una empresa pública de la zona diferente a la que me había contratado me dijo “oye, a veces necesitamos formadores, ¿nos pasas tu curriculum?”. Mi primera reacción fue positiva. Que se interesen por el trabajo de uno siempre es bueno y te abre las puertas a nuevos clientes y posibilidades. Así que a los pocos días le pasé mi curriculum. Me contestaron diciendo que necesitaban a alguien como yo durante unos meses para asesorar a emprendedores y formarles. Les pedí más información. Era un proyecto de 5 meses.
Cuando me comentaron las condiciones: 5 meses, algo más de media jornada, por unos cuantos euros… en principio el proyecto no me interesaba. 5 meses en horario de mañana con un sueldecito que hacía años había superado. Me harían un contrato por obra y servicio. Tenía mis dudas. Mi carga de trabajo suele ser considerable y más aún desde que publiqué “Vendedor Ninja”. No. Nada. No hay tutía. “Le diré que no” –me dije.
Llegué a casa y lo hable con mi pareja. Le conté la situación, la condiciones y ella me dijo… “oye ¿y por qué no? Dinero es”.
Así que volví a pensarlo. Pensé que era una oportunidad para hacer lo que me apasiona realmente que es asesorar a personas, a emprendedores, ayudarles a conseguir clientes, formarles… y además, me iban a pagar. Pensé que con los días de vacaciones que me corresponderían podía atender a mis clientes tomándome días libres. Así que al día siguiente fotocopié mis títulos y los presenté.
A los pocos días, como sólo una persona más se había presentado y además esta no tenía experiencia asesorando a emprendedores. Así que yo gané el puesto.
Empezamos bien
Empecé con gran ilusión. Como técnico de creación de empresas tenía gran ilusión por hacer cosas extraordinarias. Como siempre digo en mis conferencias el mundo está lleno de gente mediocre, con tal de que te esfuerces un poquito más, despuntas sobre la multitud.
Con unos objetivos que cumplir me sentía motivado. Tenía ganas de empezar a crear una comunidad de emprendedores alrededor de la marca de mi contratador. Pensaba hacer entrevistas a emprendedores y empresarios de la zona, vídeos en directo, escribir posts, iniciar estrategias de marketing digital que nos (me) permitieran alcanzar esos objetivos de asesoramientos, convertir a esta empresa en referente en la materia.
Yo tenía claras mis armas. Principalmente, una marca personal desarrollada como no la tiene el 99% de profesionales con los que me relaciono en mi día a día, unos conocimientos avanzados de marketing digital, ventas y emprendimiento; una actitud proactiva… demasiada para el estilo de dirección de esta empresa.
Así que empecé a dar ideas para que mis compañeros también consiguieran sus objetivos, ideas para mejorar la comunicación de la web, ideas para hacer que más posibles emprendedores vinieran a solicitar nuestros servicios… no me sentía empleado, sino el mismo profesional independiente trabajando para un cliente en un proyecto de 5 meses.
Yo tenía unos objetivos y como en cualquier empresa en la que he trabajado, una vez me marcan los objetivos yo decido, hago y deshago para alcanzarlos. Así que si tenía que contactar con quien tuviera que contactar escribía un email y lo mandaba (lógicamente sin pedir permiso a nadie).
El infierno empezó aquí:
Un día escribí un email a otros colaboradores de esta empresa para informarles de que estaba a su disposición para asesorar a sus emprendedores (otros agentes externos que también asesoran emprendedores). En ese email me presenté diciendo quién era, Josué Gadea. Les decía qué servicio y tipo de asesoramiento les iba a dar a los emprendedores, y con el único fin de que me conocieran un poco más y de que fueran conscientes que tenían un servicio de primer nivel totalmente gratuito para sus usuarios (cuando en realidad suelo cobrar por una mentoría privada de emprendimiento entre 3000€ y 12.000€ en periodos de entre 4 y 12 meses) que podía marcar un antes y un después en la vida de un emprendedor, con una metodología guiada y probada durante más de 5 años. Les comenté que me podían conocer un poco más y mejor en mis redes sociales y diferentes blogs y páginas web. Les comenté que había escrito un libro de éxito… todo con el fin de que vieran que tenían a alguien con garantías de ofrecer un servicio de primera a los emprendedores de la zona. En definitiva nada raro. Un email explicativo de quién era yo y cómo les podía ayudar.
Un empleado compañero me dijo si le podía enviar el email que había mandado a los colaboradores para verlo. Se lo envíe. Y éste, cuando lo leyó, parece ser que detectó algo que no se solía hacer en la empresa y se lo envió al gerente.
A la hora tuve una reunión con éste.
“Hola Josué. Siéntate.¡¿Me puedes explicar qué es eso?!” Y me enseño el email que había enviado a los colaboradores. Yo le dije justo lo que acabas de leer arriba. Ese era el único motivo de explicar a nuestros colaboradores quién era yo. Me pegó una bronca como nunca antes nadie me había pegado. Me dijo que en 20 años nunca antes le había decepcionado tanto como yo (esto la verdad es que esto me gustó. Soy capaz de no pasar desapercibido). Me dijo que con esa acción yo estaba buscando negocio para mi y estaba utilizando los recursos de la empresa en mi beneficio. Yo le respondí que a día de hoy ya no necesitaba los recursos de nadie para vivir. Yo tengo recursos más que suficientes para ello y que era justo al revés, yo estaba poniendo todos mis recursos a disposición de la empresa. Entre otras muchas locuras y barbaridades me dijo que él me pagaba una nómina y por lo tanto Josué Gadea no existía, quien existía era [LA EMPRESA]. Me dijo que ningún empleado de la empresa “se vendía” así, que todos tenían su valor y nadie hacía eso. Me dijo que hay que ser humilde, que no me quitaba méritos, pero que había que ser humilde. Creo que esta persona no sabe el significado de humildad.
En ese momento comprendí que me había metido en la boca de un lobo. De un lobo anclado en el estilo de dirección de los años 50. Una empresa en la que sus empleados son factores de producción, sin más. Y aunque el gerente se jactaba de ser uno más en la empresa y de que la puerta de su despacho siempre estaba abierta en realidad no era así. Su puerta estaba siempre abierta porque controlaba hasta las conversaciones de sus empleados.
En una empresa en la que no me habían contratado por mis logros sino por mi título (raro, a día de hoy en una empresa del siglo XXI pero así fue). Desde 2012 me han hecho algunas ofertas de trabajo que he rechazado. Precisamente las empresas me quieren porque estos son algunos de mis logros:
– Haber asesorado y formado a casi mil profesionales de las ventas y propietarios de negocio en ventas y marketing.
– Conseguir incrementos en ventas del 30% para mis clientes haciendo cambios en comunicación
– Poder armar de principio a fin una estrategia de marketing digital, la misma que me ha hecho ser #1 en ventas con mi libro “Vendedor Ninja”.
– Ser conferenciante internacional
– Haber escrito un libro llamado «Vendedor Ninja» y haberlo llevado al #1 en ventas en Amazon España y México
– Haber realizado ventas por valor de millones de euros en el sector inmobiliario a lo largo de mi vida.
– Contar con una imagen de marca potente siendo referente en el campo de las ventas
Pues nada. Para esta empresa todo esto y una mierda, era lo mismo. Me contrataron por ser licenciado en economía. Jaja! Acojonante.
Con todo esto yo empecé a sentirme enjaulado y me sentí en un estado de «vuelta a empezar». Mi nombre no existía, mis logros no contaban… sólo era, uno más.
Volví a casa. Expliqué a la familia lo que me había sucedido y me planteé dejarlo al día siguiente. Pero yo, que no sé sí soy gilipollas o masoca dije “no, voy a acabar lo que he empezado”. Esto es como cuando empiezo un libro. Aunque no me guste, algo me empuja a acabarlo y no dejarlo a medias.
A partir de esta conversación algunas cosas cambiaron:
Yo dejé de ser proactivo: desde ese momento dejé de pensar, de aportar valor y sólo me dediqué a seguir órdenes. Acepté mi condición de empleado y me di cuenta de que había vendido mi alma al diablo durante 5 meses. A partir de ese momento yo no era yo, yo era un empleado más de esta empresa. Es como cuando ves esas películas de cárceles en la que le preguntan al reo “¿Cómo te llamas?”, y él responde “John Smith”… “No, ahora ya no eres John Smith, ahora eres 5503. ¿Lo entiendes, 5503?”. Pues en ese me convertí yo, en 5503.
Empezaron a dictarme cada email que escribía: sí, así como lo oyes, se ponía un tipo detrás de mi que me dictaba con comas y puntos lo que tenía que decir a los colaboradores. Los emails que mandaba fuera también eran supervisados antes de lanzarlos.
Aceptar este trabajo/cliente tuvo consecuencias en mi vida. Por desgracia, consecuencias negativas:
- Dejé de poder llevar a mi hijo, el motor de mi vida, al colegio. Perdí conversaciones con él, compartir experiencias.
- Llegaba tarde a casa cuando ya habían comido todos por lo que comía sólo tarde y mal todos los días.
- Mi trabajo era controlado. Otros decidían mi agenda y controlaban hasta mis conversaciones.
- Josué Gadea, Vendedor Ninja, no existía ahora sólo existía 5503.
- Atendía a mis clientes por las tardes y tuve jornadas de hasta 14 horas diarias ininterrumpidas.
- Me quedé sin mis 31 días de vacaciones seguidos a la orilla del mar.
En definitiva y resumidamente intercambié mi tiempo y me persona por un puñado de dólares a final de mes. Hice lo peor que podemos hacer las personas, intercambiar tiempo por dinero.
Y todo esto desencadenó en consecuencias físicas. Empecé a tener arritmias en el corazón. Exploté. Tenía ansiedad por primera vez en mi vida. Le conté todo esto a mi psicóloga, fui al médico, me hicieron pruebas y éste me dijo que no tenía nada. Ansiedad era lo que tenía.
“Mañana lo dejas” – me dijeron.
“Ni hablar. Acabo lo que he empezado y aprendo la lección”- respondí
Ventajas de trabajar como emprendedor para ti mismo:
Dicen que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos y yo me di cuenta de que había conseguido lo que muchos ansían a lo largo de su vida.
Me di cuenta de que desde 2012, desde que soy mentor de emprendedores, consultor y formador en ventas y marketing estoy de vacaciones. “Ten un trabajo que te gusta y nunca más volverás a trabajar” (Confuncio). Pues eso es lo que me di cuenta que tenía yo. Unas vacaciones perpetuas porque trabajar en lo que amas no es trabajar, es disfrutar. Me di cuenta de que tenía aún con todas las dificultades por las que tiene que pasar un emprendedor un estilo de vida y una calidad de vida como nunca antes la había tenido.
Y todo esto es lo que he tomado consciencia que he tenido y tengo desde que soy dueño de mi negocio de consultoría y ventas:
Desde que soy dueño de mi negocio trato con gerentes de empresa o directivos de tú a tú, no desde una posición de Dios-mortal. No. Me siento con ellos, hablamos, reímos, conversamos, negociamos… tenemos una relación de igual a igual.
Desde que soy dueño de mi negocio imparto conferencias y cuando acabo hay personas que me piden que les firme mi libro y quieren hacerse una foto conmigo. No es que esto me apasione pero prefiero que la gente me quiera y me admire a que me escupan por la calle. ¿A quién no? Soy por tanto reconocido, valorado.
Desde que soy dueño de mi negocio decido cuándo trabajo. Si un día no me apetece, no quiero, o tengo cosas mejores que hacer decido hacer lo que me pasa por el forro.
Desde que soy dueño de mi negocio yo decido mi estrategia, lo que hago sin tener que pedirle permiso a nadie.
Desde que soy dueño de mi negocio cobro 38 veces más por hora trabajada que en mi último empleo por cuenta ajena.
Desde que soy dueño de mi negocio mi destino depende de mi y sólo de mi. Otras personas me lo podrán poner difícil pero yo decido qué respuesta le doy a las cosas que me pasan. Supero adversidades y me sigo acercando a mi objetivo final que es vivir como los reyes.
Y en la otra cara de la moneda digamos que desde que soy dueño de mi negocio tengo un sueldo 100% variable y nunca sé lo que voy a ganar al mes siguiente. Hay meses que ha facturado 10000€ y hay meses que he facturado 0€. Después de haber vivido esta experiencia te digo que compensa con creces ser emprendedor y trabajar para ti mismo. Construye tu propio sueño y no utilices tu tiempo para construir el sueño de los demás.
Trabajador amargado o emprendedor con una ilusión:
Cuando me comparaba con mis compañeros de trabajo me di cuenta de que yo jugaba en otra liga, ni mejor ni peor. Simplemente era diferente. Ellos hablaban de “a ver si me renuevan el contrato” yo pensaba “a ver si me despiden mañana” porque el hecho de que yo trabaje no depende de que otros me hagan un contrato. La oportunidad de trabajar no me la da nadie, me la doy yo mismo con mis acciones. Yo me gano mi sueldo y me creo mis propias oportunidades.
A veces oí una frase como “este año es el primero de muchos que cojo 30 días seguidos de vacaciones”. Yo pensaba “el año pasado tuve 54 días de vacaciones y de ellos 31 días fueron seguidos. Hago esto desde hace 4 años”.
A veces oía “voy a ver si me conceden este día de vacaciones” y yo pensaba “yo llevo años concediéndome a mi mismo los días de vacaciones que quiero”.
Pero lo peor era ver trabajar a personas en un entorno de miedo. El miedo a no decir lo correcto, a equivocarse se palpaba en el ambiente debido a un gerente que había hecho del miedo su principal aliado para mantener bajo control al rebaño. Te prometo que en ninguna empresa anterior donde trabajé como empleado vi este ambiente y el miedo latente en el ambiente. Yo al fin y al cabo lo veía todo como espectador. Sabía que en unos meses acabaría con ese cliente y sabía que otros proyectos me estaban esperando en la calle.
Lo bueno de haber vivido esta experiencia
Vivir esta experiencia ha sido acojonante. Lo he pasado mal por todo lo que te he contado y después de haber vivido esto me pregunto ¿por qué tenemos que aprender desde experiencias negativas?
Lo bueno de todo esto es que me he dado cuenta de todo lo que he ganado desde que soy dueño de mi negocio: un estilo de vida con el que sueñan millones de personas cada día absolutamente libre de jefes y de espacios geográficos. Lo bueno es que ahora en mis conferencias a emprendedores hablaré desde la experiencia de haber vivido bajo el yugo de un jefe despiadado.
Lo bueno de haber vivido esto es que ahora me siento seguro, confiado y alineado con el mensaje de que te tienes que valorar. Si no quieres emprender no lo hagas pero allá donde trabajes no te dejes pisar, eres una persona que ha hecho grandes cosas, no permitas que ningún jefecillo del tres al cuarto te falte el respeto o te ningunee.
Lecciones aprendidas desde que soy profesional independiente mentor de emprendedores
Con todas mis experiencias vividas durante estos años, buenas y malas puedo decirte algunas cosas:
- Trabaja en proyectos que te llenen y estén alineados con tu forma de ser, tus valores. Si eres creativo trabaja en sitios creativo. Si eres respetuoso con las personas trabaja en sitios o con clientes respetuosos.
- Nunca intercambies dinero por tiempo. Di no cuando tengas la sensación de que realizas algo y te estás perdiendo las cosas importantes de la vida (estar con tus hijos, familia, vivir experiencias con la gente que amas…). Esto es lo que mayor ansiedad me ha causado. Con 41 años yo he vivido la crisis de los cuarenta. Tengo la sensación de que he vivido aproximadamente la mitad de mi vida y quiero aprovechar cada segundo que pasa dedicándoselo a proyectos, personas o experiencias que merezcan la pena.
- Despide de tu vida a las personas que te ningunean y no te valoran. Hay personas que necesitan pisar a otros para sentirse ellos bien. Retíralos de tu vida de manera inmediata.
- Trabaja para ti y construye tu propio sueño. Esta es mi recomendación, pero entiendo que no todo el mundo vale ni está preparado para emprender. Si esto fuera así todo el mundo lo haría. De hecho la gran mayoría de personas se sienten más seguras bajo el mando de un patrón/jefe que busca clientes y les da trabajo. Si eres de los que prefieren ser emplead@ no pasa nada, eso está bien, pero trabaja con empresas, jefes y compañeros que te quieran, que te valoren, que hagan comprometerte, que te hagan disfrutar trabajando (afortunadamente las empresas que me contratan lo hacen porque valoran el bienestar y el crecimiento de su equipo de trabajo).
Desde 2012 he visto y veo miles de personas que ahora se dedican a mentorizar a emprendedores. Era un campo que yo no quería tocar por estar en mi opinión demasiado trillado. Pero después de haber vivido esto me siento seguro y alineado para ayudar a cualquier persona con un talento o habilidad que vive bajo el yugo de un jefe a que lo mande a la mierda y empiece a construir su vida, viviendo de su pasión y de sus talentos, sin tener que rendir cuentas a nadie más que a sus clientes. Además creo que yo he conseguido grandes resultados que me dan credenciales para hacerlo.
He decidido poner en marcha un servicio de mentorización a emprendedores para que en un año o menos puedan vivir de su pasión, enseñándoles todo lo que sé de ventas, marketing digital, estrategia… y puedan ahorrar años de trabajo, investigación sin chocarse contra obstáculos que yo ya he superado y sé donde están.
#IremosaLaLuna un programa de mentoría para emprendedores
He desarrollado un programa de mentoría para emprendedores. Se llama IremosaLaLuna. En este programa de mentoría para emprendedores te voy a llevar de la mano, paso a paso para que en meses tengas tu negocio funcionando y estés viviendo de tu pasión, tus talentos y habilidades.
Con #IremosalaLuna cada semana te enseñaré por pasos lo que he hecho para convertirme en una referencia mundial en el campo de las ventas, tener clientes y vivir de lo que más me gusta: ayudar a propietarios de negocio a vender más poniendo en marcha en sus empresas tácticas y estrategias de ventas y marketing.
Yo mismo he echado mano de un mentor de emprendedores cuando lo he necesitado. Lo que he ganado es tiempo, estrategias ganadoras y recuperar mi inversión a los pocos meses.